Arthur Mensch, la esperanza europea en la batalla por la IA
Hace un año, era un ingeniero anónimo. Hoy, firma autógrafos en las calles de París y ha convertido a su empresa, Mistral, en la esperanza europea para alcanzar a los gigantes de Silicon Valley en el campo de la inteligencia artificial.
- T+
- T-
El mistral es un viento del norte frío, seco y violento que recorre la costa francesa del Mediterráneo. Haciendo honor a su nombre, la joven empresa parisina Mistral AI ha irrumpido en el mundo de la inteligencia artificial como un huracán, convirtiéndose en la única alternativa europea a OpenAI y Google.
Mistral fue fundada hace un año por tres ingenieros franceses que decidieron dejar sus trabajos en grandes tecnológicas para lanzar una startup. Arthur Mensch, actual CEO, trabajaba en Google, mientras que sus dos colegas, Timothée Lacroix y Guillaume Lample, dejaron sus puestos en Meta, dueño de Facebook e Instagram.
En menos de un año, Mistral AI se ha convertido en un auténtico fenómeno. La compañía ha cerrado varias rondas de financiamiento y, según las últimas noticias, podría estar a punto de dejar entrar a nuevos inversionistas, que han valorado la firma en US$ 5 mil millones, una cifra nunca vista en una startup tan joven.
El éxito de Mistral ha convertido a Mensch en una nueva celebrity en Francia. "A Arthur le paran por la calle para pedirle autógrafos. Representa la esperanza que la gente tiene en Europa", aseguraba a Financial Times un inversionista de Mistral.
Mensch, de 31 años, sigue yendo a las entrevistas en jeans y con el casco de bici en la mano, pero cena en el Eliseo con miembros del Gobierno francés y se ve con autoridades de todo el mundo.
En una entrevista con The Wall Street Journal, Mensch afirmó que "no es seguro confiar" en empresas tecnológicas estadounidenses. "No podemos tener una dependencia estratégica y por eso hay que lograr un campeón europeo", explicó.
Mensch creció en una familia de científicos y siempre ha sentido fascinación por los computadores. A los 11 años aprendió a programar y jugó sin parar a los videojuegos hasta los 15. En ese momento, decidió que podía hacer mejores cosas con su tiempo y se puso a estudiar. Acabó graduándose en la École Polytechnique, una de las universidades de élite francesas, y estudió también en la École Normale Supérieure. En 2020, se incorporó como investigador del National Center for Scientific Research y poco más tarde dio el salto a las oficinas en París de DeepMind, un laboratorio de inteligencia artificial que poco después fue adquirido por Google. Dos años trabajando en desarrollar modelos de IA le permitieron descubrir el potencial que tenía lanzar su propio proyecto, y con la ayuda de Lacroix y Lampe fundó Mistral AI.
El tremendo potencial de la firma se vio pronto. En junio, solo un mes después de fundar la empresa, la compañía logró un capital semilla de US$ 112 millones, lo que permitió valorar la firma en US$ 277 millones. Grandes fortunas francesas e internacionales quisieron formar parte de esta prometedora start up.
En diciembre de 2023, cuando Mistral tenía 22 empleados, el grupo cerró una ronda de financiamiento de US$ 411 millones que permitió valorar el grupo en US$ 2.137 millones. Entre los inversionistas se encontraban Andreessen Horowitz y Lightspeed Venture Partners.
En los últimos días, varios medios internacionales han hablado de conversaciones para levantar otros 500 millones de euros, lo que valoraría Mistral en US$ 5.000 millones. Fondos de capital riesgo y fondos soberanos estarían dispuestos a entrar en el capital. Microsoft anunció el pasado mes de febrero que tomaba una pequeña participación en la compañía, mientras que Salesforce y Nvidia, el fabricante de chips, han respaldado a la empresa.
La tecnología de inteligencia artificial generativa de Mistral permite a las empresas crear chatbots, desarrollar funciones de búsquedas y lanzar otros productos basados en IA.
El más conocido es Le Chat, el equivalente (aunque aún en fase beta) a ChatGTP. Algunas empresas como Renault y BNP Paribas ya utilizan productos lanzados por Mistral.
Una de las diferencias de la compañía con sus competidores de Silicon Valley es que apuesta por el código abierto, algo que OpenAI o Anthropic consideran peligroso porque puede fomentar la desinformación, aseguran.